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Posthuma / (Liburu zehatzik ez)
Posthuma Orixe / 1933-08-22
El llorado autor de “Lau urte-giroak” ha dejado entre sus papeles una poesía póstuma que ha de llamar grandemente la atención entre los aficionados a las nuevas y brillantes concepciones. No extrañaría yo que llegase a ser tenida por la mejor poesía de “Lizardi” (q.e.g.e.) desde este aspecto de la concepción imaginativa; cosa, como he insinuado alguna ota vez, en que se repara más que en la parte afectiva, tan importante en la lírica. Estimo por mi parte, y sobre esto llamo principalmente la atención del lector, que lo sorprendente en la poesía inédita titulada “Arrats Gorri” es el “exitus”, la solución, por decirlo así, del serio problema crepuscular vespertino que se le ofrece en compañía de su amada: Contemplan ambos una puesta de sol a orillas del mar (Aquí las vulgaridades lamentosas y empalagosas, reales o fingidas, suscitadas por la situación). Nota él en su amada una bruma de tristeza propia de la hora, y se la quiere disipar contándole un maravilloso cuento que transforme su estado de ánimo. Ese cuento es la descripción del Día y de La Noche, concebidos en forma original, valiente, alegre, que surte plenamente su efecto. Ignoro si “Lizardi” habrá coincidido con algún otro autor en esta concepción. Digo coincidido, porque no se trata de un recuerdo ni de una imitación en nuestro caso. Lo que seriamente dudo es, que haya poesía tan sana, tan confortante, aunque nacida en ambiente tan propenso a la morbosidad. Esto es para mí lo más nuevo, lo más meritorio de la composición.
Inmediatamente entra en materia.
Zerk goibeltzen zaitu, maitea, arratsero,
aizea ta txoriak atertuz gero?
Begi zabaletan zer edaten dizu
gandu delako ori, erdiz nigar ta izu?
“Qué es lo que te nubla, amada, todos los días al anochecer, una vez que el viento y los pájaros han cesado? ¿Qué es lo que en tus anchos ojos extiende esa especie de bruma, mitad llanto y mitad temor?
Eguna arrausi-nai asi-garaiean,
mendietako isla zeru-baztarrean
non gerezi ta non baxaran denean,
zerk atzi zakida, gaixo, bat batean?
“A la hora en que el día comienza a querer bostezar, cuando el perfil de los montes en el cielo lo perfilan ya cerezos, ya endrinos, ¿qué es lo que te ha cautivado de repente, pobrecita?
Nireganuntz erne zenuan gogoa
zerk arinduz ta nork emanez egoa
diyoakit iges? ta aidean esegi
dakusi, ixori lilurarazia iduri?
“Tu alma, que estaba atenta a mi, ¿qué es lo que la ha privado de su peso, y quién la ha prestado alas para que huya de mí? La veo suspendida en el aire como pájaro fascinado”.
Beldur naiz, eneño, arrats gorriotan
erio oxkirria dabiltzun zañetan.
Egun begi-urdin iltzer dagola-ta
arengana zauden, maitez ukituta…
“Temo prenda mia, (eneño), que en estos arreboles del anochecer corra por tus venas un escalofrío de muerte. (Temo que) pues están a punto de morir el Día de ojos azules, estés herida de amor hacia él”.
Begira: Izkain’eruntz, txingar borobilla
noiz egingo dago urtean murgilla
ta noiz txir-txir otsez itsaso gorria
biur datten lurrunezko odei zuria.
“Advierte: la esfera llameante (la chispa esférica) esta hacia Izkain (alta mar), presta a zambullirse, y esperando a que el rojo mar con su bullente susurro se convierta en blanca, nube vaporosa…”.
(Maitagarriari betazal-ertzetan
oskorriak dirdai, nonbait malko-intzetan,
ta mutillak ipui bat asma dio
laztanari len-poza itzul ba lekio…)
“(Parece que a la adorable le brilla el arrebol en los bordes de los párpados, en el rocío de sus lágrimas, y el galán le improvisa un cuento, por si devuelve a su amada la primera alegría…)”
Ahora comienza el cuento:
Egun begi-urdin, sortu-berri artan,
lurraren gaiñetik arroa ziyoan.
Iñoren ume zanik ezpaitzekien,
il-ezintzat bere burua yo zuen.
“El Día de ojos azules, a poco de nacer, paseábase ufano sobre la tierra. Como que por no advertir su condición de mera criatura, se creía inmortal”.
Eguerdiz gero, zalantza da, larri
buru oraillean azkura du sarri;
atzera so, ta, illaunki, aldapa bera,
Gaua darraikio ludiaz yauntzera.
“Pasado el mediodía, vacila, teme. En su pálida cabeza siente frecuentes comezones. Volviendo la vista atrás, ve que le sigue la Noche, ingrávida, cuesta abajo, a enseñorearse de la tierra”.
“Amil-mugan, bekaitz zimelak artu du;
amorruz damakio odei-sail bati su;
ta, aren argiz gaua galazi ustean,
murgil yo du buruz sarkalde -leizean.
“En el borde del precipicio, se apodera de él la ruin envidia, y de rabia, pega fuego a un escuadrón de nubes. Y creyendo que ya impedía la noche con esos resplandores, se zambulle en la sima del poniente”.
Gauaren aginduz orra sua itzali.
Itzok bot dizka Egun yoanari:
“Ai, Eguntto txoro! ez ezagun ama,
len uts sakonean Bakar nindukana!
“Por mandato de la noche se apaga el fuego. Al día fenecido le impreca de esta manera: “¡Ah locuelo! No conocías a tu madre (a mí) que antes existía solitaria en el profundo vacío”.
Lurtarrok, ez beldur. Pake maitaleak…
altzoan dakartzit zorion-aleak…
altzoan dakartzit izar ugariak,
etorkizun egun berrien aziak…”
¡Fuera temor, mortales! Paz, amantes… En mi seno traigo frutos de felicidad; en mi seno traigo abundantes estrellas… semillas de futuros días nuevos…”
Ta au esanik, lerden, ereiten asi zan
aziak irruka sail beltz gizenean…
“Y dicho esto, erguida, comenzó a esparcir semillas a voleo en la honda negrura…”.
Ipui gazi-goxoak izan dik almen;
orra gandua urra ta nabari lurmen…
Begi zabaletan irria nagusi:
giro-alda ain usurik ez dut ikusi!
“El agridulce cuento ha tenido eficacia. Se ha esfumado la bruma, y aparecen desnublados sus ojos. De sus anchos ojos se enseñorea la risa: jamás he visto tan rápida transformación de estado de ánimo”.
Izar urruneri begiak emanik,
eztaietan biotzak ditutelarik,
elkarrenganako dituan gauari
ixil-mintzoz ola zioten eseari:
“Dirigiendo ambos sus ojos a las remotas estrellas, estando en sus glorias los corazones, he aquí lo que dicen por plegaria a la noche, que más cuna sus voluntades:
Begi-beltz, oin-ilaun. Gau, ama naroa,
ekarkor bekigu zure azaroa,
egun begi-urdin betoz urgariak
gure elkarmin onen gañezkariak…
“Tú la de negros ojos, la de pies leves. Noche, madre fecunda. Séanos fructífera tu sementera. Vengan sin cuento días y más días oji-azules que hagan rebosar nuestros mutuos amores”.
Salvo algunas variantes y puntos de retoque (el texto del mismo autor no era definitivo) ésta es la versión que yo adoptaría para mí. El encargado de revisar y ordenar los papeles de “Lizardi” dará más tarde, si le parece, el texto con sus vacilaciones y correcciones.
Etxe bat norberarena
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Jon Jimenez
Zebrak eta bideak
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Francesco Pasqualeren bosgarren arima
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Lautadako mamua
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Paloma Rodriguez-Miñambres