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Poesias vascas / (Liburu zehatzik ez)
Poesias vascas J. Aitzol / Euzkadi, 1935-09-29
(Nuevas floraciones)
Un frondoso arbolado cobija a una fábrica de harinas denominada Fandería. Rincón poético, propicio a la meditación y a la inspiración. El rio Oarso pasa besando las raíces de los enormes castaños.
Aquí es donde nació un poeta. La Providencia le deparó este abrigo encantador para que en él se fortaleciera su inspiración. En este delicioso rinconcito forjó no un alma romántica y apacible, sino un corazón ardiente con erupciones de volcán fogoso.
Cuando todavía la fábrica no era sino un molino, con los ruidos monótonos y acompasados del agua que le animaba, nació el futuro poeta y gran patriota, el que andando el tiempo sería Padre Ramón de Rentería, el año 1881.
Como las hojas del bosquecillo de Fandería movidas por el viento otoñal se dispersan, así las poesías del Padre Rentería se escondían en los semanarios nacionalistas y en las revistas religiosas.
Una mano oculta, un corazón patriota, las ha vuelto a recoger en ese librito que lleva por título “Errenteri’tar Erraimunda aba, 1881-1916. Olerkiak”. No caerá ya en el olvido la obra del poeta. El nombre del Padre Rentería será inmortal en la literatura euzkaldun.
La edición es sabrosa. Delicadísmas de por sí las poesías, las ilustraciones intercaladas, con retazos de las cartas del mismo poeta explicándonos el motivo o el origen de aquellas composiciones artistas, avaleran enormenente el librito. ¡Qué feliz ocurrencia la de esa publicación!
¿El mérito poético del Padre Rentería? Hoy tal vez no lograrán esas poesías un gran renombre. La poesía euzkeldun ha avanzado hacia la cumbre con rapidez vertiginosa. Ni creemos que jamás el vate capuchino presumiera de poeta. Sin embargo, lo era. La fuerza instigadora de su mente no era solamente la creadora de belleza, sino amor a la patria, intensamente sentido, y al ideal religioso, ardorosamente profesado.
Con esto queremos indicar que estaba presto a acudir a todas las demandas. La mayor parte de sus poesías fueron hechas a ruegos de amigos y compatriotas. Raramente en ningún poeta estas composiciones de encargo logran gran altura artística. Y algunas de ese librito reconoce este origen algún tanto prosaico.
Alentaba con todo en el corazón del Padre Rentería la instigación del poeta. Hay varias composiciones que pueden ser calificadas de magníficas. Las cuales precisamente demuestran que el patriota capuchino era un exquisito artista.
Va para muchos años que aprendimos de memoria la poesía “Euzkeraren eriotza”, trenzada con gemidos dolorosos y emocionantes invocaciones, llenas de hirientes imágenes. Varias de esas estrofas son hoy populares. Grave, llena de altos pensamientos y de grandiosas imágenes es “Lekobidenia”, simbolismo majestuoso de la patria esclavizada. Estas dos, con su conocidísima “Enara gaxua”, son la terna de sus más encantadoras poesías.
A la religión, y especialmente al Deifico Corazón de Jesús, de quien era un ferviente enamorado, y a la patria dedicó su inspiración el padre Rentería. Fe, patriotismo, arte y gran caudal de corazón encierra este librito de poesías del vate capuchino.
Dentro de unos días terminará el centenario de la salida de Zumalakarregi, transponiendo la muralla de la vieja ciudad de Iruña para agregarse al Ejército carlista.
Ningún poeta había hecho de esta gesta gloriosa objeto de su inspiración hasta el presente. Al cabo del siglo cumplido, alguien se ha encargado de poetizar la hazaña viril del patriota de Zegama.
En un diminuto poema ha pretendido encerrar la epopeya de Zumalakarregi el poeta Zubimendi. Ese es su principal mérito. El escenario en que actuó el guerrero vasco, sus marchas y contramarchas milagreras, las victorias estruendosas, las astucias y estratagemas dolosas están claramente expuestas en versos nítidos, transparentes, naturales y sencillos.
Todo es sencillez en “Zumalakarregi-Poematxoa”. No hay pretensión de petulante ni vaciedades rimbombantes de versificador fatuo. El poema tiene una finalidad precisa: utilizar el ropaje poético para presentar amenamente ante el pueblo la figura del gran caudillo. Si nuestro pueblo leyese —ahí está nuestra gran desgracia— a través de las estrofas de Zubimendi, concebiría una cabal idea del valer de Zumalakarregi.
Zubimendi, pues, se ha propuesto una doble finalidad artistico-patriótica y la ha conseguido plenamente. Dentro del marco trazado a sí mismo se desenvuelve perfectamente.
Alguien ha dicho que Zubimendi es un bertsolari perfeccionado. Disentimos totalmente de esta opinión. Quién tal sostiene ignora la técnica del bertsolari y la de Zubimendi.
El poema de Zubimendi es sintético y ecléctico. Eclectico porque ha escogido los rasgos y hazañas más salientes para esbozar la figura del caudillo; sintético, porque lacónicamente ha coleccionado los mismos episodios. Nuestros bertsolaris, en cambio, son meros recitadores o cronistas que refieren sus “poemas” tal como los han oído o leído. No hay en ellos selección de asuntos ni menos brevedad y concisión.
Ni autoriza a emitir este juicio sobre Zubimendi el metro utilizado por él. Pues aunque en algunas partes el verso es el corriente entre los bertsolaris, hay estrofas rimadas perfectamente y en medidas que los poetas cultos utilizan.
La depuración estética y el gusto artístico de Zubimendi es de un poeta, aunque poeta popular perfecto.
El poema, con todo, adolece de no pequeños defectos. Es demasiado detallista en nombres propios, descripción de episodios, etc., lo que le imprime cierta aridez. Hay poco juego de imaginación, escasez de simbolismos, aunque no faltan, ciertamente símiles y comparaciones populares, que tanto abundan en la exquisita poesía racial euzkaldun, hubieran transfigurado la composición poética de Zubimendi en una verdadera joya. Y si juntamente con esto hubiera prescindido de la hojarasca de datos y citas, acabando más simbólicamnete los hechos, hubiera sido un poema ideal.
Comprendemos que lo mejor es enemigo de lo bueno. Y en este caso lo bueno está concentrado en el “Zumalakarregi-Poematxoa”. Zubimendi es en este caso la inspiración pródiga del patriotismo injertado en el nacionalismo vasco, frente a la esterilidad caduca de otros sectores, que no han sido capaces de cantar ni a sus propios héroes con los acentos de la poesía.
Se inicia el despertar de la poesía laburtana, ayer tan pródigta y exquisita, hoy adormecida. “Oxobi” ha redoblado su esfuerzo poético en las páginas de “Gure-Herria” y nos regala con su publicación “Heiatik Zerura”. Quede el juicio poético sobre el poeta y el renacer poético laburtano para después.
No queremos terminar sin anunciar nuestro propósito de estudiar el hecho poético más fuerte y vigoroso de la actualidad, el producido por “Arrats-beran”. Preferimos no tratar de él a escribir un artículo por salir del paso. La nueva producción de “Lauaxeta” presenta problemas y facetas ante los que es necesario enfrentarse. Su personalidad artística lo exige y su trayectoria poética también. Y ensayaremos el hacerlo.
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