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Avances de la poesía vasca / (Liburu zehatzik ez)
Avances de la poesía vasca Joaquin Azpiazu / El Día, 1930-10-29
Impreso con sumo cuidado, y presentado con exquisito gusto, ha salido a la luz pública este tomito de poesías vascas, precedidas de un sobrio y elegante prólogo del conocido escritor J. de Aitzol.
A quien haya seguido con algún cuidado las etapas del resurgimiento de la poesía vasca, en estos últimos años, el librito le parecerá de perlas; a los que se hayan dormido en la inactividad con vanos pretextos de dificultades y neologismos, les parecerá centón de logogrifos y audacias lingüísticas. Un librito como éste, no se hubiera soñado, todavía hace veinte años; páginas de tanta pureza de dicción, sobriedad de forma, modelamiento de frase, atrevimiento de sintaxis, y … poesía, hubieran nacido muertas en el ambiente de unos lustros atrás. Aquí, como en todas partes, el trabajo trae frutos de bendición, porque el adelantamiento y afianzamiento de la lengua, su penetración lenta y segura, se consigue a golpe de tiempo y paciencia, en relación exacta con el esfuerzo hecho, el cual ha sido titánico en estos últimos años. No es que se vayan a defender extravagancias lingüísticas brotadas como hongos tras noche de lluvia, en los campos del euskera, ni han de tomarse como moneda de ley, atrevimientos nacidos de buena fe, pero de poca ciencia, blasfemias y herejías gramaticales; pero siempre ha de estimarse lo mucho bueno que late en el fondo lo no poco que va quedando en la superficie, y entrando lentamente en el pueblo.
El librito es verdaderamente poético. Encierra composiciones bonitísimas. “Mattale kuttuna”, es delicadísima poesía, “Yainkoagan bat”, es profunda y rica; “Arraunketa”, es una trainera de regatas; “Paris’ko txolarre”, tiene la movilidad del gorrión que se divierte ante la Bolsa de París con la misma despreocupación que en un gallinero de aldea. No especifico más poesías, por no citarlas todas. Básteme con repetir que el librito es de fondo y forma, una delicia; que Aguirre, Ormaetxea, Urkiaga, Zugasti, etc., son poetas.
Si el lector me permitiera opinar en estas materias, le diría que deberían publicarse muchos libros al estilo del presente. Porque como flores de un día —que murieron en el papel en que aparecieron impresas—, han vivido unas horas, desperdigadas y esparcidas en periódicos y revistas, multitud de poesías vascas, para las que no ha habido un jardinero que las recogiera o siquiera clasificara de entre ellas las mejores. No hablo de tomos publicados por sus autores —que esos viven—; hablo de antologías de poetas vascos, de las cuales, para tener una buena, tenemos que retroceder hasta el insigne Manterola. Y ¡qué lejos está aquel cancionero en el que viven, menos pulidas en la forma —que no se cincelaba entonces con el cariño de ahora, pero muy sentidas en el fondo, bellísimas poesías—, como la celebérrima de “Zaldi baten bizitza”, del egregio Vilinch (Indalecio Vizcarrondo). Pocas veces llegó la poesía a pintar tan al natural, la triste y prosaica vida de un jamelgo que no tenía más misión que la innoble de acarrear la basura de San Sebastián —del San Sebastián de hace sesenta años, no del coquetón y extranjerizado de hoy—. Como en magnífico invernadero se conserva en las páginas de Manterola, la expléndida floración de Arzac, Soroa, Elizamburu y tantos otros.
Y se achica el ánimo cuando se piensa que con sólo recorrer cuidadosamente las páginas de colecciones de “Euskalerriaren alde”, “Euskal esnalea”, “Zeruko argia” y otras revistas y periódicos, facilmente se tropezaría con perlas que tienen pleno derecho a salir de su encierro para lucir en público. ¿Es que es fácil traducir el vascuence mejor que lo hizo Ormaetxea, los himnos liturgicos de “Verbum supernum”, “Cor arca”, “Stabat Mater”: es que es hacedero dar una impresión más viva de la realidad del caserío que la que da “Sukaldea” del mismo Ormaetxea? Pues ahí están; impresas y acaso olvidadas esas poesías.
Hace ya bastantes años tuve yo la pretensión de hacer una antología de este género, para la que recogí y clasifiqué cuidadosamente multitud de poesías y páginas de prosa selecta, sobre todo de autores desconocidos, que de no haber muerto jóvenes, hubieran sido valor literario. Quiero recordar a José Elzo, algunos de cuyos primores poéticos se publicaron en “Euskal esnalea” (“Atozkit”, “Ume zurtza”, “Zuri”) aun cuando muchos quedaron inéditos porque los aventó su prematura muerte. Quizá haya llegado la hora de atreverse con un cancionero semejante. Dicho se está, que mis papeles estarían a disposición de quien a la obra se lanzara, por si algún trabajo pudieran ahorrar al laborioso colector.
En una antología así concebida, se vería palpablemente el camino recorrido por el verso euskérico en veinte años; notaríase la riqueza acumulada en los últimos tiempos, se admitiría el esfuerzo hecho, y se podría poner frente a la poesía limpia y sencilla de Soroa, Uranga, Arrese, Vilinch, Elizamburu, Arzac… otra poesía vestida de ropaje parecido al del librito que ma ha dado ocasión de escribir estas lineas. Al frente de aquellas páginas caería bien la frase de Goethe: “Ich singe wie der Vogel singt der in den Zweigen wohnt”. Canto como el pájaro que vive en la enramada.
Yo no puedo hacer más que brindar la idea a “Euskalzaleak”, a fin de que no quede a medio camino la obra comenzada. Así la labor será fructuosa y el renacimiento se traducirá en vida perenne.
Etxe bat norberarena
Yolanda Arrieta
Jon Jimenez
Zebrak eta bideak
Nerea Loiola Pikaza
Nagore Fernandez
Zoo
Goiatz Labandibar
Asier Urkiza
Hetero
Uxue Alberdi
Joxe Aldasoro
Euri gorriaren azpian
Asier Serrano
Paloma Rodriguez-Miñambres
Galbahea
Gotzon Barandiaran
Mikel Asurmendi
Bihotz-museo bat
Leire Vargas
Irati Majuelo
Lagun minak
Jon Benito
Mikel Asurmendi
Francesco Pasqualeren bosgarren arima
Unai Elorriaga
Jon Jimenez
Neska baten memoria
Annie Ernaux
Asier Urkiza
Lautadako mamua
Xabier Montoia
Nagore Fernandez
Bihotz-museo bat
Leire Vargas
Bestiak Liburutegia
Rameauren iloba
Denis Diderot
Aritz Galarraga
Neska baten memoria
Annie Ernaux
Paloma Rodriguez-Miñambres