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Biozkadak / Luis Jauregi Jautarkol / Ama-Birgiñaren irarkola, 1929
El apacible poeta guipuzcoano J. Aitzol / El Pueblo Vasco, 1930-01-21
El medio ambiente, en que brotan y florecen los poetas, ejerce en ellos una poderosa influencia. Almas delicadas, corazones sensibles a la emoción, en grado sumo, se dejan arrastrar por la influencia de la luz, por la gama polícroma del colorido, por la entonación y silueta del paisaje… Todo este conjunto de elementos, es menester tener en cuenta al estudiar la formación del poeta.
“Todos los castellanos —dice González Blanco en “España a traves de sus cantares”— tienen algo de agrio como los picos de nuestras sierras, de duro como nuestro seco suelo, en el que el calor desquebraja (sic) los temores en el verano…”. Por eso el poeta de Castilla será el cantor de la etapa desolada y muerta, el cantor de las planicies áridas y feroces donde no se ve un árbol, donde falta el agua…”. Contrastando con esa desolada tristeza, la exuberante, la florida y amena Andalucía nos ofrece la alegría y el amor ardiente en sus poetas, que magistralmente describe el lírico Villaespesa:
“Jardines encantados y soñadores
de la Venta Ermitaña, ¿quién en Sevilla
no se embriagó de amores y manzanilla
respirando el verano de nuestras flores?
Bordan en sus guitarras los tocadores,
con rítmico encaje, la seguidilla,
… … … … … … … … …
Repican castañuelas, vibran cantares”
El apacible, el variadísimo encanto de nuestro paisaje guipuzcoano, siempre velado discretamente por una tenue tinta de dulce melancolía, ha hallado su cantor en Luis de Jáuregui, como halló su pintor en Cabanas-Oteiza que, con los colores de su paleta, evoca la niebla mañanera de nuestros valles y la inefable belleza de nuestras legendarias montañas. Jáuregui a dejado inundar su alma la emoción estética del paisaje vasco para, una vez y trasformado por su ardiente inspiración, describirlo en esos fl[uí]dos y suaves versos, que forman el “Biozkadak”.
Si por poesía lírica se entiende la expresión de la belleza subjetiva, adecuada a las leyes del ritmo, avalorada por riqueza de imágenes y movimiento, por ser el lirismo lenguaje de la pasión, conciso de estilo y con […] de afectos, expresados con gran sinceridad como reflejos del alma artista debemos manifestar, sinceramente, que al leer las poesías de Jáuregui brotan de los labios del más exigente de los críticos las alabanzas para este lírico vasco.
Y, a la verdad, tanta sinceridad y tanta pasión encontramos en las poesías de Jáuregui, que se nos hacen bien fácil y asequible (sic) el demostrar el estado de ánimo del poeta a través de sus poesías. Están […]izadas de intensa emoción “Nere Lagun-Zar Bateri”, “Bertso-Gaxoak” y “Sper única” revestidas de imágenes y simbolismos bellísimos. Preñadas de concisión y brevedad de afectos, con sabios cortes y saltos líricos, el “Amonatxoa… eskean”, “Itsasaldean”, “Umezurtza” y “Artzai-Neska”.
No vaya a creerse, sin embargo, que este poeta abarca por igual en toda su extensión, la poesía lírica; algunas “cuerdas de su cítara” solo las pulsa, en ocasiones excepcionales, como en su canto a “Aralar” y, sobre todo, en su inspirada y animosa evocaión histórica “Aizkorriren oñetan”, valiente y fogosa poesía, donde saca a relucir las preseas brillantes de un lenguaje sonoro y magnífico, con sus toques de grandilocuencia ya audacia, en lasa que se dejó arrastrar por un torrente de vibrante inspiración. Es, por lo común, su estilo de ese otro género dulce y apacible, sereno y suave, a manera de un río que mansamente avanza por su cauce festonado de verdes ribazos.
En alguna de sus poesías, de sabor campestre y donde parece respirarse la fragancia del heno depositado en el “mandio”, con amores de vida tranquila y recatada, matizadas con un intenso sentimiento espiritual, como en “Alai ta Pakean” y en “Bizitz-Menditarra”, recordemos los cantos de Anacreonte ensalzando las dulzuras de la vida, no siempre puras en éste; mientras en el festivo y a[l]egre “Pilotariak”, del simpático poeta Zaldubi, entrevemos la graciosa majestad y radiante alteza de Píndaro, el cantor sublime de los juegos olímpicos de Grecia.
El caracter general del estilo de Jáuregui es suave y ondulante, como el contorno de las colinas del paisaje vasco escalonadas hacia las altas cumbres, sombreadas de un tinte morado obscuro de evocación melancólica y nostálgica. Indudablemente, las poesías de nuestro lírico están empañadas con esta melancolía de nuestro paisaje. Mas, sobre todo, porque el centro vital de la inspiración, de muchas de sus poesías, es el cariño, el amor intenso al Euskara… que se va, que se esfuma.
El dolor que esto produce a su alma enamorada, hace brotar la
“Dulce malancolía
amiga del dolor,
… … … …
que templa, por un momento
la fiebre del amor”.
como escribió el dulce poeta José Selgas.
Sin embrago, a pesar de estar escritos en vascuence estos versos y, ser uno de los temas de su inspiración la suerte inquietante del Euskera, con estar influenciado por el medio ambiente y el paisaje guipuzcoano, este poeta es, para nosotros, demasiado universalista y, algunas veces, incoloro. No encontramos en sus composiciones motivos del campo y de la vida aldeana de nuestros “gizones” como en sus poesías supo recoger los suyos el cantor del suelo castellano Gabriel y Galán, ni hallamos comparaciones y símiles de la vida del hogar y del caserío vascos que
“es santo,
porque allí la patria empieza,
y allí primero se ama,
y allí primero se reza”.
según cantó Trueba, el poeta vizcaíno, el enamorado de su tierra. Ni el sufrido “arrantzale”, ni el ardoroso “aizkolari”, ni el “bertzolari”, ni apenas elemento alguno, genuinamente típico y peculiar sirve de base al simil o a la comparación, ni de germen para la creación de una imagen bella. Al joven poeta recordamos esta certera y afortunada frase de don Miguel de Unamuno: “Cuanto más de país y de su época sea un hombre, es más de los países y de las épocas todas”.
Jóven todavía, pletórico de inspiración y energía, Luis de Jáuregui es ya, no una esperanza sino una consoladora realidad de nuestra rica poesía vasca. Un estudio asiduo y una fina observación del alma popular perfeccionaran sus bellas y artísticas producciones. Debe aspirar, porque puede, a ser el poeta de la raza vasca.
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