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Aberri oyuak / Joseba Zubimendi /
Literatura vasca Lauaxeta / Euzkadi, 1932-04-15
Paralelo al nacionalismo, surge detro del campo vasco un florecimiento literario cual jamás se ha conocido. Es una profunda equivocación el subrayar que el nacionalismo ha enfocado sus actividades únicamente hacia una finalidad de engrosamiento.
Dentro del marco nacionalista se han cultivado todas las actividades culturales, lingüísticas, sociales y científicas. Claro que esto no quiere romper lanzas a favor de todo cuanto se haya llevado a término, ni defiende a capa y espada el que jamás hayamos dejado de cultivar cuanto estaba al alcance de las fuerzas nacionalistas.
Pero en último término la historia no se escribe de las equivocaciones que se hayan podido cometer, sino de cuanto se hizo de constructivo y eficaz. El grito nacional vasco llevó tras de sí una gran actividad en todos los órdenes. En torno a Sabin se reunieron inteligencias clarísimas, que supieron guiar con tino a la masa.
No tenemos el prúrito de querer sumar a nuestra causa todo cuanto se ha hecho durante estos cincuenta años, pero directa o indirectamente el nacionalismo ha influido.
Hoy en día se publican más libros en un año que antes en un siglo. El idioma es cultivado con mayor número de escritores, poetas, dramaturgos y ensayistas. Y cada día vemos aparecer en público bellos libros que marcarán una etapa. Se podrá discutir el mérito de cada escritor, pero nunca podemos cerrar los ojos a la realidad.
Como prueba de ello tengo entre mis manos varias obras recientemente publicadas. “Aberri-Oyuak”, “Antzerti”, “Jesus’en Biotzaren Deya”, “Pedro Mari”, “Bizkaya por su Independencia”, “Biotz Begietan”. Dentro de breves días aparecerán las poesías presentadas en el certamen poético de Tolosa, una antología con las mejores poesías de nuestro admirable Pedro de Enbeita, un bellísimo libro de misa para niños, etc.
Todo esto indica que estamos en una hora de resurgimiento nacional. No es tan solo el sentimiento popular lo que hace retorcerse las vértebras de Euzkadi: es la inteligencia y el corazón de sus mejores hijos lo que se dispone a un momento pleno de vida propia.
“Aberri-Oyuak” pertenece al género poético intermedio que en la literatura vasca se nota hoy en día. Su autor, Zubimendi’tar J., es un buen escritor que dirige la página euzkérika de “El Pueblo Vasco”, de Donostia.
En su antología poética, prologada por el señor Agirre, diputado a Cortes, el escritor deja entrever un espíritu selecto, conocedor del idioma patrio. Tal vez no sabe desprenderse de los ripios tan obligados entre los bertzolaris vascos, pero siempre flota la idea pulcra. No es un poeta elegante, culto, pero está por encima de los bertzolaris. Un admirable poeta vasco, Jauregi, ha escrito certeramente sobre este autor.
No hemos de perder en la crítica que hoy en día existen en Euzkadi tres categorías de escritores: los hombres del pueblo que dejando su azada manejan con soltura y gracia su pluma. Merecen un aplauso sincero éstos, pero no seamos de los que quieren elevarlos a la categoría de maestros. Jamás un hombre que no has estudiado más que las primeras letras podrá ser maestro acabado. Eso no implica el que todos puedan aprender mucho en sus escritos. A cada uno, lo suyo. Los escritores populares son el encanto y la gracia de nuestras letras.
Pero entre éstos y los atildados que se han asomado a las literaturas universales, existen otros, prosisatas y poetas, que trabajan silencosamente, publican de cuando en cuando buenos libros. La crítica no juzga debidamente estos libros.
“Orixe” dejó escapar un buen día que no se perdería nada con que algunos escritores no cogieran en sus manos la pluma. Algunos entendieron mal lo que quiso decir el gran poeta. Orixe y todos cuantos aman el idioma patrio jamás podrán maldecir de los escritores populares, porque son una mina inagotable de enseñanzas. Lo que clamó, algo rudamente, fue muy distinto.
Peroró contra aquellos que traen humos de estilistas y escritores, cuando no pasan de ser unos escritores ordinarios.
Pero en contra de todas estas apeciaciones, hemos de oponer que hoy en día la literatura vasca necesita del concurso de todos. Malos, ordinarios y buenos escritores. Los buenísimos son raros en todas las literaturas del mundo.
Valga este paréntesis para rendir un tributo de admiración a ciertos escritores que trabajan incansables sin que vean su nombre citado para nada. Sería curioso examinar la labor de éstos. Porque creo sinceramente son ellos los que más profundamente llegan al alma popular. Los atildados están un tanto apartados del pueblo por su mismo estilo literario. Los escritores del pueblo, en cambio, no pueden enseñarle al pueblo mucho más de lo que sabe ya por ciencia propia. Pero estos escritores intermedios llevan al ambiente popular lo mejor que han podido aprender en sus lecturas.
Zubimendi está en un plano admirable. Sus poesías serán leídas con delectación por el pueblo, porque en sus versos hay poesía. Y su lengiaje puede enseñar mucho.
En estas disputas encontradas de varios escritores siempre van los ataques para los demás, jamás para el propio escritor, que se cree impecable.
Unos oscuros, otros vacíos, todos en fin, tienen faltas, menos aquel que juzga. Es hora de que la crítica coloque a cada uno en el puesto que se merece. Al literato en su plano y al escritor en el suyo. Porque no todo el que escribe es literato, aun cuando tengan varios libros publicados.
Con la crítica de alabanzas a troche y moche se engendra un confusionismo perjudicial al verdadero mérito.
El puesto verdadero de “Aberri-Oyuak” es honroso. Y lo más estimable es que su autor ha publicado el librito sin pretensiones de ocupar un lugar de alto valor. Zubimendi es escritor fino, buen poeta, que no debe de perder de vista que el literato verdadero es producto de una serie ordenada de lecturas y de una cultura profunda. No se puede crear en un día la literatura. Es el perfume de la cultura adquirida con largos trabajos.
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