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Bide barrijak / Lauaxeta / Verdes Atxirika, 1931
Bide barrijak Orixe / Euzkadi, 1931-12-08
En las poesías del primer estilo que decíamos, y aun en todas más o menos las de “Lauaxeta”, quizá plantee alguno el problema de la originalidad relativa. Es cuestión que por ahora no nos debe preocupar ni poco ni mucho. ¿Deseamos facultades poéticas? Aquí las hallaremos, a veces prodigadas. Imaginación y sentimiento le han hecho decir cosas que en nuestra lengua resultan de rara novedad. ¿No es gran conquista?, volveremos a repetir.
El lindo juguete “Arotzak” y el “Itauna” recuerdan lieder alemanes; en “Abaua”; los amores nos parecen un tanto convencionales; “Jadetsi eziña”, “Mao gorrija”, “Illuntzako izarra”, “Gabeko irrintzija”, “Iturri negarra”, “Txakurtxuba”, “Ezkontza eguna”, “Ludi ameskorra”, “Lied”, “Zaurija”, son las más netas en el estilo de que nuestro autor ha sido un enamorado; “Gexorik nago”, que comienza con seriedad y como queriendo cambiar de estilo, antes del final degenera en blandengue; blandengues resultan también “Gaste Gexua” y “Mosuba”, género de poesía que no puedo bien apreciar, quizá por temperamento o bien por educación.
El esfuerzo y el éxito de nuestro poeta en este género culmina en “Maitale kutuna”, reveladora de sus grandes facultades cuanto más dificil para mí de analizar criticamente, por razones que más de un lector adivinará. No es nada extraño que en el certamen de Renteria se llevase el primer premio. En resumen, “Lauaxeta” ha sabido aclimatar entre nosotros un género de poesía que, aunque llegue a caer de moda, demuestra una vez más la capacidad de nuestro idioma para el lenguaje de las musas.
Estudiemos la segunda tendencia de nuestro autor. Está reflejada mejor que en ninguna otra la composición “Itxasora”, la última del libro. Enumeremos aquellas que se encuentran a la vera del nuevo camino. La mayor parte de ellas ocupan el último lugar de la colección, pero hay unas pocas desperdigadas en la primera parte. “Neguko gaba” es de más salud y brío que las anteriormente citadas. Sin desaparecer la persona anterior, se adapta a otro género de sentimiento más asequible y no menos humano. Se convida al amor de la lumbre, ante el luto de la nieve que cubre los montes, a percibir el ritmo de la vida en el hogar paterno. Aunque el principio recuerda Horacio, y en la pieza haya algunos pensamientos inspirados en los Sapienciales, creo que es de las mejorcitas del libro. “Vides ut alta stet nive candidum Soracte”, dijo Horacio, y “Mira blancas de nieve las cumbres del Oiz”, comienza “Lauaxeta”; “geluque flumina consiterint”, dice Horacio en la misma primera estrofa, y “Lauaxeta” traduce “sujetos por la helada de los ríos”. No tengo a la vista la oda de Horacio, pero si mal no recuerdo, es aquella en que también convida a disfrutar de la vida, en un plano menos elevado que nuestro vate.
“Miren Neskutzaren baselexa” es una oda bien seguida, pero con reminiscencias de las bonituras anteriores; “Goguaren eresia” es también de las buenas de la segunda tendencia; “Jaungoikotija” es una hermosa colección de pensamientos parafraseados de San Agustín, San Juan de la Cruz y otros autores ascéticos. Resulta un tanto larga; lo mismo se diga de “Jaunagan atsedena” en cuanto a que abunda en hermosos pensamientos; pero se hace fatigosa por la misma razón. Contiene también algunos conceptillos, resabio de influencias anteriores; “Artzai ona”, en su primera y última estrofa, recuerda una breve poesía extática de San Juan de la Cruz, y en su segunda a Verdaguer; “Miren’i otoya” me parece modelo de oda por su unidad y mesura; “Siaskatxua” no le va mucho en zaga; “Artxanda ganian” es hermosa, de las más hermosas del libro; en “Goxaldeko edurra” hay lirismo de calidad; por fin, “Ezilkortasuna”, con ser de la vena de estas últimas que voy nombrando, se hace desleída por su longitud. Contiene hermosos pensamientos inspirados en San Pablo.
En definitiva: “Lauaxeta” ha demostrado facultades, y ha logrado hacer odas como “Neguko gaba”, “Goguaren eresija”, “Miren’i otoya”, “Siaskatxua”, “Artxanda ganian”, “Goxaldeko edurra”, las seis composiciones más completas y maduras, en las que le aconsejo se mire para adelante; ha revelado muy buenas facultades en otras, ya de la primera, ya de la segunda tendencia, y es de esperar que un joven que está ahora tocando la madurez de su formación siga produciendo poesías que enaltezcan nuestra despreciada lengua.
Le aconsejaría yo, en primer lugar, que refrenase o dominase un poco más la imaginación y la sensibilidad; y en segundo y último lugar, y con mayor encarecimiento, que procure buscar y obtener siempre la unidad artística, que es la piedra de toque de toda obra de arte. Las ideas y los afectos no deben componer mosaicos rígidos. El pensamiento y el sentimiento no deben ir como dos líneas paralelas distintas, sino sobre una misma recta, fundiendo su acción para un mismo efecto.
He aquí mi juicio, dado con la lealtad e imparcialidad que me han sido posibles.
Punto y aparte merecería la cuestión del lenguaje y de la gramática: pero, ¿quién desciende a cuestioncillas prosaicas? No es poco éxito el haber expresado y formulado acertadamente tantas y tantas ideas, aunque alguna vez el pensamiento quede dificil.
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